Una Selfie Con timochenko
Es un relato muy interesante que busca poner de ejemplo para aplicar en Colombia, la experiencia de reconciliación entre los Tutsi y Hutus que se dio en Ruanda después del genocidio de 1994 que fue el terrible escalamiento de la guerra en ese país. Lo que sucede con Una Selfie Con timochenko es que envuelve ese documental en una sátira sobre las motivaciones que tiene su protagonista Juan Pablo Salazar (presidente del Consejo Nacional de Discapacidades en el momento) el proyecto en el que se centra y la forma en que se produce y desarrolla la película.
Esta se ambienta entre Colombia y Ruanda donde nos introduce al equipo paralímpico de Voleibol sentado que está compuesto por antiguos enemigos antes Hutus y Tutsis, hoy todos denominados simplemente como ruandeses, conocemos algunas de las historias de los jugadores y de otras personas que conocen en el viaje. El propósito de Juan Pablo es crear un equipo colombiano integrado por antiguos miembros de la guerrilla y soldados afectados por las minas antipersona para organizar un partido entre estos equipos como una celebración al proceso de paz colombiano y un simbolismo de lo que se espera se logre con este.
https://www.youtube.com/watch?v=cMmas_vS4Tg
Ruanda – Colombia
Al mismo tiempo que vamos conociendo la historia de Ruanda y el trabajo y mecanismo utilizado para alcanzar la reconciliación y continuar trabajando en ella, se narra “la historia” de Juan Pablo y Natalia Durán, cómo se conocen, por qué inician este viaje y la razón de querer Una Selfie Con timochenko, claramente ficción y con la intención de hacer más relajada esta historia, burlarse de los medios y de ellos mismos. En esa misma línea también se maneja el ángulo de la producción, presentándose junto a Álvaro Perea como unos explotadores sin escrúpulos, exagerando e incomodando con comentarios pesados cargados de humor negro e ironía.
Aquí la situación que se da, es que inicialmente no es tan fácil sintonizar con estos saltos entre la realidad y la ficción pero que en el trascurrir nos acostumbramos e incluso llega un punto en el que se fusionan (o se percibe así) indicándonos que hay temas que pase lo que pase deben ser tratados con un nivel respeto superior y así lo desarrolla hasta que encuentra el momento acertado para retomar el relajo por así llamarlo. Sin embargo luego vuelve y nos golpea ahora con un tono mucho más oscuro y desgastante para nosotros como espectadores, no digo que ninguna de las partes sea mala, en realidad este enfoque es muy llamativo y hasta didáctico, me gustó en un esquema general pero hace que su ritmo no sea necesariamente fácil de llevar.
Falso documental
Algo curioso que sucedió en la función a la que asistí fue: que de los poco más de diez asistentes sólo tres nos quedamos hasta el final de la película, la mayoría se salió durante una canción particular sobre la forma de ver el mundo que me hizo pensar que alguien podría haberse ofendido, me hubiera molestado (tal vez) si hubiera mantenido la tónica de su parte inicial, la misma en que ellos abandonaron la sala (igual yo no me hubiera salido), pero al terminar Una Selfie Con timochenko decidí tratar de averiguar por qué se fueron y la razón con la que me encontré era que esperaban una comedia [convencional] y no un documental, algunos solicitaron reembolso pero se les negó porque la película es lo que se ha publicitado y a mi parecer, de haber tenido paciencia hubieran apreciado su humor e historia.
Teniendo eso en cuenta, también creo que es conveniente reafirmar que Una Selfie Con timochenko no es una apología ni al individuo o las farc, su título cumple un propósito dentro del argumento humorístico (a veces forzado) y el mensaje de reconciliación, no considero que esto debiera chocar con ninguna inclinación política y lo digo desde una perspectiva en la que yo no me tomaría Una Selfie Con timochenko.
Voleibol
Y para responder la pregunta con la que termina la película ¿qué le diría si lo tuviera al frente? Me dedicaría a hacerle una serie de reclamos como por qué mantener el nombre de las farc en su movimiento político o no aceptar que los actos de esa guerrilla bajo ninguna circunstancia son justificables y por el contrario continua defendiéndolos. Con esto creo que se hacen a la idea de mi posición frente a este señor pero eso no evita que encuentre muy importante el mensaje y propuesta de reconciliación en la película, concuerdo y espero se insista mucho en eso porque, en mi opinión, es una de las carencias más fuertes del proceso de paz colombiano y como se le ha aproximado tiene muchas falencias.
Una Selfie Con timochenko ofrece un mensaje valioso que se presenta en una narrativa muy interesante que busca hacerle más ligero o digerible aunque también impactante pero que al mismo tiempo le incorpora unos cambios de ritmo y tono que no son tan fáciles de llevar.
Escrita y Dirigida por: Álvaro Perea y Juan Pablo Salazar quienes también participan junto a: Natalia Durán y Paula Estrada.